¿Qué debes buscar en una etiqueta cosmética?

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Cuando buscamos productos de cosmética natural, muchas veces confiamos en lo que dice el frente del envase: “natural”, “orgánico”, “sin tóxicos”… Pero la verdad está en la etiqueta de ingredientes, también conocida como INCI (International Nomenclature of Cosmetic Ingredients). Aprender a leerla nos da poder: el poder de elegir lo que realmente queremos poner sobre nuestra piel.

1. Entiende el orden de los ingredientes

En una etiqueta INCI, los ingredientes están listados de mayor a menor concentración. Es decir, lo que aparece primero es lo que más contiene el producto. Esto es clave: si un cosmético dice que tiene aloe vera, pero este aparece al final de la lista… probablemente tenga muy poco.

Además, los ingredientes que están en una concentración menor al 1 % pueden colocarse en cualquier orden después de los principales. Por eso, es común que los activos naturales o aceites esenciales estén al final: no significa que no sirvan, pero sí que están en dosis pequeñas.

2. ¿Por qué los nombres están en latín?

Los ingredientes vegetales no modificados químicamente (como aceites o extractos puros de plantas) se nombran en latín. Por ejemplo, verás Lavandula angustifolia para referirse a la lavanda. En cambio, los compuestos químicos llevan nombres técnicos, como sodium benzoate o glycerin.

Algo importante: no todo lo químico es malo. El agua también es un compuesto químico (¡se llama aqua en INCI!). Lo esencial es saber distinguir entre ingredientes seguros y los que conviene evitar.

3. Confía en los sellos… pero con criterio

Una forma práctica de saber si un cosmético es realmente natural o ecológico es buscar certificaciones. Algunas de las más reconocidas son:

  • COSMOS
  • Natrue
  • Ecocert
  • Cosmebio
  • Demeter
  • IMO
  • Soil Association
  • USDA Organic
  • Natural Products Association

Cada sello tiene sus propios estándares, pero en general aseguran que el producto tiene ingredientes naturales, procesos responsables y no contiene sustancias tóxicas.

Además, si te importa que no se haya probado en animales, busca el sello de Leaping Bunny, que certifica productos cruelty free.

Aprender a leer las etiquetas es un pequeño acto de rebeldía y autocuidado. En un mundo lleno de marketing engañoso, conocer lo que ponemos en nuestra piel es un paso hacia una belleza más consciente y conectada con la naturaleza.

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